En el mundo de las inversiones, comprender el concepto de riesgo es fundamental para la toma de decisiones estratégicas.
Entre los diferentes tipos de riesgos que afectan a los mercados financieros, el riesgo sistémico es uno de los más importantes y, a su vez, más difíciles de gestionar.
Se trata de un riesgo que no puede eliminarse mediante la diversificación y que afecta a todos los activos dentro de una economía.
El riesgo sistémico se hace evidente en momentos de crisis económica global, cuando los mercados financieros sufren caídas generalizadas debido a factores macroeconómicos que escapan al control de los inversores individuales.
Ejemplos históricos como la crisis financiera de 2008 o el colapso económico provocado por la pandemia de 2020 muestran cómo este tipo de riesgo impacta de manera profunda en las inversiones.
En este artículo, exploraremos en profundidad qué es el riesgo sistémico, cómo se diferencia del riesgo no sistemático, qué factores lo influyen y qué estrategias pueden emplearse para mitigarlo.
Además, analizaremos ejemplos concretos de eventos que han afectado a los mercados a nivel global y cómo los inversores pueden prepararse para enfrentarlo.
¿Qué es el riesgo sistémico y cómo se diferencia del riesgo no sistemático?
El riesgo sistémico, también conocido como riesgo de mercado o riesgo no diversificable, es el riesgo inherente a todo el sistema financiero y a la economía en su conjunto.
Se origina por factores macroeconómicos como recesiones, crisis financieras, inflación descontrolada o cambios en las tasas de interés. Al tratarse de un riesgo estructural del mercado, ningún inversor puede evitarlo completamente mediante la diversificación de su cartera.
Por otro lado, el riesgo no sistemático, también llamado riesgo específico o diversificable, está relacionado con eventos que afectan a empresas o sectores individuales.
Factores como la mala gestión de una compañía, cambios en la regulación de un sector o problemas internos de una industria pueden generar este tipo de riesgo.
A diferencia del riesgo sistémico, el riesgo no sistemático sí puede reducirse mediante una adecuada diversificación de inversiones en diferentes empresas y sectores.
Un concepto clave para medir el riesgo sistémico es el coeficiente beta (β), que indica la sensibilidad de un activo o una cartera a los movimientos del mercado.
Un activo con un beta superior a 1 es más volátil que el mercado y, por lo tanto, tiene un mayor riesgo sistemático, mientras que un activo con un beta inferior a 1 es menos sensible a las fluctuaciones del mercado.
Factores que influyen en el riesgo sistémico
El riesgo sistémico está determinado por una serie de factores macroeconómicos que afectan el desempeño general de los mercados financieros.
Entre los más importantes se encuentran: